involucra todos nuestros sentimientos, pensamientos, actitudes y experiencias que sobre nosotros
mismos hemos recogido en el trayecto de nuestra vida. Es así, como el conjunto de evaluaciones,
experiencias e impresiones, se correlacionan para formar un sentimiento positivo de nosotros
mismos ó por el contrario, un incómodo sentimiento de no ser lo que esperábamos ser. La
autoestima, es como nuestra propia imagen, a las luz de nuestros valores y metas, es decir, la
apreciación que tiene cada persona de sí mismo, la cual se forma a lo largo de toda la vida, en la que
intervienen las situaciones pasadas y ´presentes de la vida del individuo y en la intervienen factores contextuales y procesos internos.
La autoestima se puede dividir de una manera simplista en elevada ó baja.
Autoestima elevada.
Si la experiencia del sujeto ha sido favorable, esto es, que ha satisfecho sus necesidades
adecuadamente, tanto físicas como emocionales de acuerdo a la Pirámide de Jerarquías de las
Necesidades (Maslow A.1954), se entiende por ello que se da un valor y ha aprendido a valorarse
por sí mismo; será entonces una persona con una autoestima elevada ó alta, lo cual se reflejará en
una actitud de autoconfianza, honestidad, sinceridad, lealtad, etc. elementos que le darán más
posibilidades de lograr sus metas y objetivos sorteando las dificultades y adversidades que se le
presenten para alcanzarlas.
Este individuo se caracterizará por aceptarse siempre tal como es, siempre tratando de superarse, y
lo lleva a ser una persona asertiva, entendiendo por asertividad a la persona que hará valer sus
propios derechos de una manera clara y abierta en base a su congruencia en el querer, pensar, sentir
y actuar, siempre respetando la forma de pensar y la valía de los demás. Es consciente de sus
alcances pero también e sus limitaciones aunque éstas últimas no serán un obstáculo sino un reto
motivador para su desarrollo.
Autoestima Baja.
En este caso, al contrario del anterior, las necesidades del sujeto tanto físicas como emocionales no
han sido satisfechas en forma adecuada, es decir, sus “Dimensiones del Desarrollo” físicas,
afectivo-emocional-.social, intelectual ó cognitivas han quedado insatisfechas. Ni las características
intrínsecas ni las extrínsecas han estimulado un adecuado valor para su desarrollo como persona y
no ha aprendido a valorarse, por lo que se sentirá inadecuado, inadaptado, incapaz, inseguro,
indefenso y sin valor.
El autoconcepto y autoestima juega un papel muy importante en la vida de las personas; la
satisfacción de uno mismo los éxitos y fracasos, el bienestar psíquico y el conjunto de las relaciones
sociales se ven afectados. Tener una autoestima positiva es de la mayor importancia para la vida
personal, profesional y social del sujeto. Esto favorece el sentido de la propia identidad, constituye
su marco de referencia, desde el cual interpreta la realidad externa y las propias experiencias,
influye su rendimiento personal, aumenta sus expectativas, su motivación, contribuyendo así a su
salud y equilibrio psíquico.
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