domingo, 7 de junio de 2015

Sentir

Cuando, por la mañana, te des cuenta de que sueño se ha acabado, no saltes de la cama. Quédate en ella cinco minutos. De nuevo siente las sábanas, su calidez, su frescura, o la lluvia cayendo sobre el tejado, o el tráfico que ha vuelto a empezar, o el ruido, los pájaros cantando. Siéntelos durante cinco minutos. No te precipites en la actividad diaria. Quédate con la mañana. Si no lo haces se acabará el sueño y te habrás precipitado e ido al futuro.
Has ido al mercado o a la oficina, pero te has sumido en ello, te has ido. Durante cinco minutos permanece aquí. No vayas tan rápido; no hay porque. Esos cinco minutos serán meditativos. Esos momentos por la mañana y por la noche son los mejores instantes. A esa hora es muy fácil saborear el sentimiento del presente.
El instante de quedarse dormido es un momento muy vulnerable. Sé sensible a todo lo que te rodea. No pienses. ¡Siente! El sentir siempre está en el presente y el pensar nunca está en el presente. Por eso, por la mañana, cuando la mente está fresca después del sueño nocturno y el cuerpo se encuentra relajado y tú no tienes energía para trabajar, siente durante cinco minutos y luego sal de la cama. Da cada paso con atención plena. Y por la mañana hacerlo es muy fácil. Por la tarde no es tan sencillo; por la noche es aún más difícil.
Ve al baño y dúchate. ¡Siéntelo! Siente el agua de la ducha que cae sobre ti, cada gota cayendo sobre ti. Olvídate de todo lo demás. Quédate bajo la ducha y siente el presente.
Incluso un baño matutino puede convertirse en auténtica meditación. Cuando el agua cae sobre ti estás en profunda comunión con la naturaleza. Sigue así unos cinco minutos y luego trata de seguir con este sentimiento. Estás desayunando o comiendo: trata de seguirlo. Se hará cada vez más difícil, pero sigue intentándolo. Pronto llegará un momento en el que estarás todo el día en el presente. Y una vez conozcas esto sabrás lo que es la quietud.
Osho, La Alquimia Suprema

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