miércoles, 26 de noviembre de 2014

Tú eres un Buda

No tienes ningún problema; sólo tienes que entender esto. En este mismo momento puedes dejar caer todos tus problemas porque son tus creaciones. Echa otra mirada a tus problemas, cuanto más profundamente los mires, más pequeños te parecerán. Sigue mirándolos y poco a poco comenzarán a desaparecer. Sigue mirándolos y de repente encontrarás que hay un vacío... un hermoso vacío te rodea. Nada que hacer, nada que ser, porque tú ya eres eso.
La iluminación no es algo que haya que alcanzar, sólo tiene que ser vivida. Cuando digo que he alcanzado la iluminación, simplemente quiero decir que he decidido vivirla -¡hasta aquí hemos llegado!- y desde entonces la he vivido. Decides que ya no estás interesado en crear más problemas; esto es todo. Decides terminar con toda esta tontería de ir creando problemas y encontrando soluciones.
Es un juego que juegas contigo mismo: tú mismo te estás escondiendo y tú mismo te estás buscando, eres ambas partes. ¡Y lo sabes! Por eso cuando lo estoy diciendo sonríes, te ríes. No estoy diciendo nada ridículo, tú lo entiendes. Te estas riendo de ti mismo. Sólo obsérvate riendo, mira tu propia sonrisa: lo estás entendiendo. Tiene que ser así porque es tu propio juego: te ocultas y estás esperando que tú mismo seas capaz de buscar y encontrarte.
Te puedes encontrar a ti mismo en este momento porque eres tú el que se esconde. Por esto los maestros Zen siguen golpeando. Siempre que alguien llega y dice: «Me gustaría ser un Buda», el maestro se enfada mucho. Porque está pidiendo tonterías, ya que él es un Buda. Si el Buda llega a mí y me pregunta cómo ser un Buda, ¿qué es lo que se supone que debo hacer? Le golpearé en la cabeza: «¿A quién te crees que estás engañando? Tú eres un Buda».
Osho

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