sábado, 12 de noviembre de 2011

Mujer sin sombrero

Si un funcionario y un poeta
amaran la misma mujer
que nueva implicación
tendría la guerra astuta que padecen,
y en fin, dónde se posaría
la victoria del amor.

El funcionario con funciones,
el poeta cambiando de voz,
los dos haciéndose pedazos
contra el temible amor.

Si les pregunto a los presentes
a cual de los dos le van:
los despeinados al poeta
y los peinados al suicidio,
y sólo yo le apuesto todo
a la mujer.

Hicimos el amor en la ventana
y el vecino de enfrente se quejó.
Eso no lo sabias, no lo dije,
que ventana mejor se humedeció.

No llegué a ir al mar pero fui al pueblo
y en lugar donde iba su voz.
Siempre se hizo silencio un gran silencio
nadie ocupo tus sillas tu canción.

Hay que salvar esos recuerdos
de todo lo que fue ruin
hay que salvar esos recuerdos
para salvarte a ti.

Hay un amor que da lo diario
que te va a comprender
y otro que canta y eterniza
que te hace trascender.

Cada cual da lo que tiene
unos dan necesidad
y otros regalan las palabras
veremos que dura más.

Hay un amor omnipotente,
hay un amor desesperado,
que descorazona las piedras,
que es más semilla que semilla,
que es más arado que el arado.

Hay amor de amor, de amor,
hay amor como una tumba,
hay amor de laberintos,
más complicados que un sombrero.
Hay el amor cercano a Cristo.

Mi amor no ha sido tan tremendo,
ni tan alto, ni tan bello, ni tan triste, ni tan sabio
ni tan solo, ni tan loco, ni tan todo, ni tan nada,
pero canta...

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