jueves, 29 de septiembre de 2011

Hombre nuevo

El futuro no debería ser sólo una esperanza y una oportunidad: esas son palabras terribles. El futuro debe ser absolutamente nuestro. Hemos vivido con la idea de un pasado de oro. Ahora podemos crear un futuro que sea realmente de oro.

El hombre nuevo es la más grande revolución que haya jamás sucedido en el mundo. Y puesto que conocemos al viejo mundo y sus miserias, las podemos evitar todas; podemos evitar todos aquellos celos, aquella seriedad aquellas iras, todas esas guerras, todas esas tendencias destructivas.

El hombre nuevo significa que no vamos a tolerar ya más que alguien nos sacrifique en aras de un nombre hermoso. Vamos a vivir nuestras vidas, no de acuerdo a ideales, sino de acuerdo a nuestras aspiraciones, a nuestras intuiciones apasionadas. Y vamos a vivir momento a momento; no vamos a dejarnos engañar por el “mañana” y por promesas para el mañana. El hombre nuevo no es una mejora del viejo, ni un fenómeno de continuidad, ni un refinamiento. El hombre nuevo es el nacimiento de un hombre absolutamente limpio, sin condicionamientos, sin nacionalidad, sin religión, sin discriminación entre hombre y mujer, blanco y negro, oriente y occidente, norte y sur. El hombre nuevo va a ser la verdadera sal de la Tierra, ocupado en cómo aumentar los goces de la vida, el placer de vivir, con más creatividad, más belleza, más humanidad, más compasión.

Podemos lograr una gran transformación: podemos crear gente inocente, gente amorosa, gente que respire libertad, que se ayude una a otra para ser libre; gente que se nutra mutuamente de la creatividad, la dignidad y el respeto. El hombre nuevo es el manifiesto de una nueva Humanidad, de una Humanidad única.

Este es un momento grandioso y afortunado, una situación de reto. No es una situación que vaya a destruir la Tierra, sino sólo a las iglesias y a los políticos y a esos que se aferran al pasado. No hay necesidad de preocuparse por el futuro. La ciencia ha entrado en escena a tiempo para aceptar el reto.

Esta es una oportunidad de oro, pues si toda la Humanidad se hace consciente de las raíces de los problemas, entonces las soluciones son en realidad muy simples.

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