La
dirección que debía encontrar era: Avenida El Mariscal 404. se cumplían
dos horas y media de ardua búsqueda, sin cumplir el objetivo.
Desilusionado,
por la situación, me jugué la alternativa de preguntarle a un viejecito de
cabello largo y canoso, de sonrisa debilitada y ojos luminosos , por la
dirección en cuestión. Después de acercarme tímidamente, sostuvimos un largo
dialogo sobre política, deportes y mujeres (entre otras cosas) hasta que por
fin me atreví a indagar sobre mi destino.
Su mirada,
cambió rápidamente: el brillar de sus ojos se convirtió en una pequeñísima
cascada de brotes no tan cristalinos y una sombra de desconfianza o admiración
(todavía no lo tengo claro) lleno de colores el lugar.
-“¿estas
seguro que quieres encontrar esa dirección?”, me preguntó.
-“Claro,
si llevo mas de dos horas, buscándola y no la he podido encontrar. Como usted
ha conocido tantos lugares, pensé que podía ubicar esa dirección, pero si no la
conoce, no importa”.
Durante
un par de segundos, guardó un extraño silencio, haciéndome sentir por momentos
que yo no existía. Por lo que decidí,
reiterar la pregunta.
-
“¿ señor, usted ubica la calle El Mariscal
N° 404?”.
Haciendo
nulo caso a mi pregunta, el viejecito, que cada vez tenia los ojos mas húmedos,
empezó el siguiente relato:
-
“Cuando era joven, así como tu, había un señor en el barrio de apellido
Yukov o algo así, el que un día se acerco a mi, empezamos a conversar sobre
diferentes cosas , las que en este
momento y para este caso no tienen importancia. El asunto es que después de
encontrarnos en el mismo lugar, durante mucho tiempo, el señor me dio un libro
en el que salía una misteriosa dirección”.
Lo
interrumpí, preguntándole por la
dirección en cuestión.
-“¡Calma!
Ya llegaremos a ese punto”, me dijo y continuo su relato.
-“Durante
mucho tiempo, me cuestioné la existencia de la dirección, pero algo me rondo en
la cabeza, el señor Yukov o Yuko como le gustaba que lo llamaran, antes de
entregarme el libro, me dijo que la próxima vez que lo quisiera ver lo podría
encontrar en una dirección que aparecía en el libro”.
-“Y esa dirección, es la
misma que yo busco”, le reiteré.
- “No era muy asiduo a la
lectura, por lo que el libro nunca lo leí completamente. Con el pasar de los
años, el libro paso a manos de una mujer que me enloquecía, la que a su vez era
aficionada a la lectura. Esta mujer de la que yo estaba locamente enamorado, un
día desapareció y nunca mas supe de ella”.
-¿
Y el libro, que ocurrió con el libro y cual era la dirección?
-“El
libro se fué junto con ella o por lo menos eso pensaba yo... Hasta esta tarde,
por que tú sabes y no te hagas el tonto, por que sabes que el libro que tu
tienes bajo el brazo, es.” ¿de donde lo sacaste?
-“Lo
encontré botado en la calle, lo recogí, lo leí, pero no tiene la dirección que
yo busco, es mas no tiene ninguna dirección”.
-“Me
gustaría poder ayudarte, pero si no me
dices la verdad, no puedo”, me dijo incrédulo, como si realmente conociera la verdadera procedencia del libro.
-“¡Esta bien!,
le contare la verdad. Este libro me lo regalo una ancianita que conocí,
casualmente en un hospital psiquiátrico, la que me dijo que jamás lo divulgara
con alguien y si lo hacia, tendría un
gran problema. La verdad es que no le creí mucho, pero el libro me parece
simpático. ¿ Bueno, me va a decir si conoce la dirección o no?”.
-¡
Está bien, te llevare, pero sólo por que tú me lo pides. Sígueme!”, me
gritoneaba a la vista de todo el mundo, pero nadie se sorprendió, parece que
todos estaban convencidos que era un tipo extraño.
Caminamos
durante unos veinte minutos, sin decir una sola palabra. Hasta que me pidió el
libro. Lo leyó, suspiró dos veces y se arrojó bajo un gran camión que pasaba
por la calle.
-¡
Asesino, asesino!, gritaron unas personas que pasaban por el lugar. No
sabía por que, si estaba claro que el tipo se arrojo solo. No sabia que hacer,
pensé en correr, pero como si todo estuviese muy bien calculado, la policía no
demoro en llegar. Sin pedirme ninguna explicación, me subieron a un auto y me
llevaron a la casa donde recibiría mi recompensa, por encontrar al tipo que
había robado el libro mas apreciado por el mundo y un extraño día había
desaparecido de la biblioteca menos visitada, la que quedaba en la calla El
Mariscal 404.
Claro
que la misión final, no pude llevarla a cabo, por que el ladrón se suicidó en
mis propias narices y el libro original quedo en manos de alguna viejecita
loca, que estará riéndose de nosotros y recordando a su eterno amor, quien le
dio el regalo mas excitante del mundo, un libro con todos los secretos del
universo, que nadie mas podrá saber.
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