El Mullah fue nombrado juez. Durante su primer caso, el demandante expuso con tanta persuasión que le hizo exclamar: "¡Creo que usted tiene razón!"
El secretario del tribunal le rogó que demorara su decisión, pues el acusado no había depuesto aún. Nasrudín se sintió tan conmovido por la elocuencia del demandado que al terminar éste su defensa exclamó: "¡Creo que usted tiene razón!"
El secretario no podía aceptarlo: "Vuestra señoría, ambos no pueden tener razón. "-¡Creo que también usted tiene razón!" -dijo Nasrudín.
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