sábado, 5 de agosto de 2017

Aprender - desaprender


Desaprender requiere un ejercicio importante de análisis pero también de creatividad, aceptar la necesidad del cambio, ejercitar la disociación. Pero desaprender tiende a ser infinitamente más complicado que aprender ya que los comportamientos aprendidos tienden a perpetuarse.


Robert Sapolsky, uno de los principales neurocientíficos del mundo, demostraba hace años este hecho con un experimento que ideó para observar el comportamiento de los chimpancés. El experimento consistía en reunir a 5 monos en un espacio cerrado con una escalera en la que había plátanos. Cuando alguno de los monos intentaba coger uno, accionaban unos chorros de agua fría que empapaban al resto del grupo. Con el tiempo, los monos aprendieron que si uno intentaba coger plátanos el resto terminarían mojados. A partir de aquí, cuando alguno volvía a coger un plátano, los otros cuatro se encargaban de evitarlo, dándole una paliza. Al cabo de un tiempo, los chorros de agua desaparecieron, los monos podían volver a coger todos los plátanos que quisieran, pero ya ninguno lo intentaba. Poco a poco, fueron sustituyendo uno a uno a los monos originales por nuevos monos. Cuando llegaba un nuevo mono e intentaba coger un plátano, los demás le daban una paliza. Lo curioso es que llegó un momento en el que todos los monos del recinto eran nuevos, pero se comportaban como los anteriores. Ninguno de los cinco monos finales había sufrido los chorros de agua, pero seguían pensando que los plátanos eran intocables.
Este experimento demuestra lo arraigado que queda el aprendizaje y en consecuencia lo difícil que es desaprender, y es que el proceso de aprendizaje-desaprendizaje requiere pasar por una serie de etapas.

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