Un niño sano ríe 300 veces al día. Sin embargo, a medida que crecemos y nos vamos llenando de recuerdos serios, la risa es cada vez más costosa. Como cualquier otro ejercicio, necesita ser practicado: cuánto más nos reímos más fácil es luego provocar la risa y viceversa. Además, a reír se aprende o se desaprende.
La risoterapia debería ser considerada como un estilo de vida, en lugar de ser una práctica puntual, de esta manera podríamos notar sus efectos sobre nuestra salud de manera más efectiva, sin embargo, esta práctica nos indica que debemos aprenderla y entrenar para poder desarrollarla a plenitud.
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