La risoterapia se puede definir como: “Una técnica que resulta ser una excelente puerta para lograr la
relajación, abrir nuestra capacidad de sentir, de amar, de llegar al silencio,
al éxtasis, a la creatividad, sencillamente utilizando la risa como camino”
(Gumma 2011). A su vez otros
autores definen la risoterapia como: “Un tratamiento complementario para
mantener el bienestar físico y mental” (Ruiz C, Rojo C, Ferrer A, Jiménez L,
Ballesteros M. 2005).
La risaterapia se ha convertido en una
terapia con profundos resultados orientados al bienestar de la persona. Así lo señala
Contreras, Garduño, Carmona, Vidaurri. (2011): “La risoterapia es una
terapia alternativa que puede ayudar a los niños con cáncer, pero también a todos
aquellos que presentan dolor”. Por su parte Bacama (2011) sostiene que: “Los
médicos reconocen los beneficios de la risoterapia como instrumento
psicoterapéutico con los pacientes hematológicos, obteniendo una mejor calidad
de vida dentro del hospital”.
Otro estudio realizado por Lachira, (2014) muestra que en una intervención
realizada en adultos mayores permite que a través de la risaterapia se
incremente el autoestima en esta población. Por su parte Mora y Quintana
(2010), nos relatan que la risoterapia nos trae beneficios también es aplicable
en el ámbito comunitario, así lo muestra un estudio realizado en México
donde se confirma que si en el aula se agregan risas y juegos, los alumnos
obtienen múltiples beneficios tales como en salud, el compañerismo, la
amistad, y el aprendizaje (Fernández,
2012)
A pesar de los antecedentes antes
señalados, cabe señalar que la aplicación de la risoterapia no es propia de
nuestros tiempos ya que en el año 1800 el médico inglés William Battie propuso
por primera vez el tratamiento de la risa en los enfermos mentales durante el
reinado de Jorge III (1760-1820). Se ha dicho que tuvo un paciente con anginas
que amenazaban con ahogarle. Battie había intentado todos los remedios y tuvo
que recurrir a las locuras; “se colocó mal la peluca, deformó su rostro e
interpretó una locura tan deliciosa que su paciente, tras mirarle rompió a reír
de tal modo que se abrió el impóstumo y salvó al paciente de una muerte
inminente”. (Christian, Ramos, Susanibar, Balarezo. 2004).
Así también
el psicólogo Sigmund Freud atribuyó a las carcajadas el poder de liberar
al organismo de energía negativa: “científicamente se ha descubierto que el
córtex cerebral libera impulsos eléctricos negativos un segundo después de
comenzar a reír”. (Christian, Ramos, Susanibar,
Balarezo 2004).
Otro antecedente histórico destacado nos remonta
al año 1964. Ese año Normand Cousins,
ejecutivo de Nueva York (EEUU), fue diagnosticado con espondilitis anquilosante,
una especie de artritis espinal sumamente dolorosa que lo dejó lisiado. Por si
fuera poco, los médicos no conocían la cura para esta enfermedad y Cousins cayó
en un estado de depresión lo que hacía que su dolor se hiciera más intenso.
Ante ello, los médicos le aconsejaron probar reírse; así pidió varias películas
de Stan Laurel y Oliver Hardy “El Gordo y el Flaco” y de los hermanos Marx.
Apenas empezó a ver estas películas y reírse a carcajadas comenzó a sentirse mejor.
(Christian, Ramos, Susanibar, Balarezo. 2004)
En la década de los 70 el Dr. Lee Bark de la
Universidad de Loma Linda en California EEUU), tomó un análisis de sangre a
personas mientras observaban una película cómica y descubrió que reír de forma
hilarante reducía los niveles de estrés y que la risa tiene un efecto sobre el
sistema inmunitario: la actividad de los linfocitos T y de las inmunoglobulinas
(anticuerpos) aumentaba y continuaba hasta doce horas después del episodio de
risa. A partir de esta experiencia, se comenzó a utilizar la técnica de la
terapia de la risa en hospitales de EEUU, Suiza, Alemania y Francia. (Gumma, 2011).
A mediados de los 70 el médico Patch Adams fundó
el Instituto Gesundheit como una respuesta al cuidado de la salud en los
Estados Unidos. Es en este instituto donde se suma una nueva experiencia en la
introducción de la risa en el ámbito hospitalario, aquí Adams mezcla la risa y
el amor como método de sanación en los pacientes, hasta ese entonces
principalmente niños con cáncer. (Christian, Ramos,
Susanibar, Balarezo. 2004).
En la década de los 80 en hospitales de Ottawa
(Canadá), la risa como terapia fue utilizada en pacientes con cáncer y sida,
cumpliendo una función psicológica, anestésica e inmunológica. (Christian, Ramos,
Susanibar, Balarezo. 2004).
En los años 90 el Dr. Madan Kataria,
un médico de la India, quién en el año 1995 escribía un artículo
titulado: “La Risa: La Mejor
Medicina”. Inspirado en los hallazgos acerca del poder curativo de la
risa, así como de la respiración, creó el primer Club de la Risa, y desarrolló
el método para reír sin razón alguna, haciendo llegar los beneficios de la risa
a miles de personas, que actualmente se reúnen en aproximadamente 5000 Clubes
de la Risa en más de 50 países, así como en centros de yoga, empresas, centros
de trabajo, escuelas, asilos, hospitales, prisiones, gimnasios y clubes
deportivos. (Gumma, 2011).
Como hemos visto históricamente la risa ha sido
utilizada como terapia en variadas alternativas y formas, así como también en
diversos lugares. Siendo la risa una cualidad tan humana y tan cercana a
conseguir, es por ello que se hace necesario conocer más acerca de su uso y
disfrute más allá de las organizaciones de salud o centros de trabajo.
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