En 1883 una multitud acudió al entierro de Karl Marx, en el cementerio de Londres: una multitud de once personas, contando al enterrador.
La más famosa de sus frases fue su epitafio: Los filósofos han interpretado el mundo, de varias maneras; pero el asunto es cambiarlo.
Este profeta de la transformación del mundo pasó su vida huyendo de la policía y de los acreedores.
Sobre su obra maestra, comentó:
—Nadie ha escrito tanto sobre el dinero teniendo tan poco dinero. El Capital no me va a pagar ni los tabacos que me fumé escribiéndolo.
Eduardo Galeano
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