Todo el mundo es responsable, totalmente responsable de su propio ser y su conducta. Al principio, te resultará deprimente ser tú el responsable, porque siempre has pensado que querías ser feliz... ¿cómo vas a ser tú el responsable de tu infelicidad? Tú siempre has querido estar en paz... ¿cómo vas a ponerte furioso tú solo? Y por eso echas las culpas a otro.
Si sigues echando las culpas a otros, recuerda que seguirás siempre siendo, un esclavo, porque nadie puede cambiar a los demás. ¿Cómo vas a cambiar a otro? ¿Alguien ha cambiado alguna vez a otro? Uno de los deseos más incumplidos del mundo es el de cambiar a otro. Nadie lo ha conseguido jamás. Es imposible, porque el otro tiene su propia existencia y tú no puedes cambiarle. Puedes echarle las culpas al otro, pero no puedes cambiarle. Y como le has echado la culpa al otro, nunca te darás cuenta de que la responsabilidad básica es tuya. El cambio básico que se necesita hay que hacerlo en tu interior.
Así es como quedas atrapado: si empiezas a pensar que eres el responsable de todas tus acciones; de todos tus estados de ánimo, al principio te sentirás muy deprimido. Pero si eres capaz de superar esa depresión, pronto te sentirás más ligero, porque te has liberado de los demás. Ahora puedes actuar por tu propia cuenta.
Puedes ser libre; puedes ser feliz. Aunque todo el mundo sea desdichado y no sea libre, para ti será igual. Y la primera libertad consiste en dejar de echar las culpas a otros; la primera libertad consiste en saber que el responsable eres tú. Entonces muchas cosas se hacen posibles de inmediato.
Osho
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