En Indoamérica el sentido de la risa y el humor se asoció al esplendor de la
vida con explícitas resonancias sagradas. La cultura y literatura nahuatl de México
vincularon la risa a la vitalidad del amor y la verdad, a los tradicionales fundamentos
del ser en las flores y los cantos (in xochitl in cuicatl). Según la inspiración erótica
del Canto de las Mujeres de Chalco (Chalca Cihuacuícatl, siglo XV d.C.): “Deseo y
deseo las flores, / deseo y deseo los cantos, /.../ Ven a unirte, ven a unirte: / es mi
alegría. /.../. Habremos de reír, nos alegraremos, / habrá deleite, yo tendré gloria, /...”
(M. LEON-PORTILLA, “Literaturas indígenas de México”, Madrid 1992, 285-290).
La expresión lúdica del ser humano expresó la verdad de la risa junto al agua y a la
complacencia divinas: “Yo soy el travieso: flor es mi canción: /.../ Diferentes flores voy
esparciendo, / vengo a ofrendar cantos, flores embriagantes. / ¡Ah, soy el travieso, que
vengo de allá / donde el agua sale! /.../ Vengo a deleitar al dios. /.../. Yo, el guiñador de
ojos, el que andaba riendo, / de dentro del patio vengo. / En flor vengo a convertirme
yo,...” (J. ALCINA FRANCH, “Floresta literaria de la América indígena”, Madrid
1957, 101-103). La risa fue signo de fecundidad y regocijo sagrados. Las pequeñas
divinidades lunares y campesinas de las cosechas, de la abundancia, de la embriaguez,
y del octli o jugo del maguey fermentado, fueron los Cuatrocientos Conejos sonrientes
(centzon totochtin) (J. SOUSTELLE, “El universo de los aztecas”, México 1986, 20,
55, 85-86). La fiesta del Universo junto a la gran diosa madre Tonantzin conduce a la
Tierra de las flores o Tierra de la verdad (Xochitlalpan). Gracias a ella los nahuas
experimentan una alegría sagrada que no logró enajenar la expansión europea del
siglo XVI (este es el sentido vitalizador y optimista del Nican Mopohua o relato
náhuatl de la aparición de la diosa Tonantzin-Guadalupe en 1531).
Las culturas guaraníes y mapuches confirman el vigor y la importancia del
buen humor, la alegría y la risa en Indoamérica del Sur. La lengua guaraní ofrece una
rica variedad para designar la excelencia y complejidad del lenguaje del humor:
Pucá Risa
Pucá Reír / Reírse
Pucavi Sonreír, sonreírse
Pucagui Sonrisa
Pucapó Risa súbita, risotada
Pucapucú Carcajada, risa continuada
Pucasororó Carcajada, risa estrepitosa
Pucahá Hazmerreír
Vi´á Alegre / Contento / Feliz / Achispado / Divertido
Vi´á Alegrarse / Regocijarse / Divertirse / Gozar /
Sentirse dichoso
Rovi´á Alegrar / Divertir / Recrear / Aquerenciar /
Dar gusto y placer / Complacer
Ovi´ava El dichoso, el contento, el bienaventurado
Mbovi´á Alegrar / Divertir / Recrear / Regocijar
/Aquerenciar
Toriva Feliz / Alegre / Risueño / Jocoso
Tori Alegre / Feliz / Dichoso / Risueño / Regocijo /
Júbilo
Hori Estar alegre, alegrarse
Ñembohori Alegrarse
Anghori Alegría, consuelo
Mbohori Alegrar, contentar, agradar
Rohori Agasajar / Alegrar / Festejar / Congratular /
Felicitar
Yererohori Alegrarse / Festejarse / Ser agasajado
Porombohori Alegrar a la gente
Ivitori Tierra de la alegría
Heteaé Estar alegre, de buen humor
Tetea´é Animado / Alegre / De buen humor
Mbohetea´é Animar, alegrar, avivar, ocasionar buen humor /
Desperezar / Alentar
Apiraí Burla
Aruaí Burla, chocarrería
Yoyái Burlarse, reírse de
Ñemboyarú Bromearse / Chancearse
Mboyarú Bromear, chancear / Retozar / Acariciar
Taveá Burlarse / Mofarse / Chancearse / Farrear /
Tomar el pelo
Kiritó Dios (en sentido humorístico)
Frente a esta riqueza lingüística para designar los fenómenos del humor, el
guaraní tiene tan sólo un vocablo para designar lo serio, y que quiere decir lo mismo
que grave, cargoso, fastidioso o lerdo (pohii). El blanco cristiano como gran señor o
´señorón´ es identificado como hombre serio (caraiguasú) (cfr. A. JOVER PERALTAT.
OSUNA, “Diccionario guaraní español y español guaraní”, Buenos Aires 1950).
Según el folklore guaraní, Tupá (Dios) concedió al hombre el atributo de la risa para
estar alegre, combatir la adversidad y distinguirse de los demás seres vivos (M.
CARDOZO OCAMPO, “Mundo folklórico paraguayo. II. De la tradición oral. Mitos,
leyendas y cuentos paraguayos”, Asunción 1991, 32).
Los mapuches de Chile revelaron un sentido del humor y de la alegría que dió
cuenta de su refinada cultura y creencias religiosas. “Los indios chilenses son por la
mayor parte coléricos sanguíneos, de alta estatura, huesos sólidos y cuerpos fornidos y
membrudos, rostros hermosos y colorados, aunque trigueños, de suerte que siempre
andan representando alegría,...Era este Michimalongo de buena estatura, muy fornido y
animoso; tenía el rostro alegre y agraciado, tanto, que aun a los mesmos españoles era
amable.” (P. MARIÑO DE LOBERA, “Crónica del Reino de Chile”, siglo XVI). Lo
mismo advirtió Pineda y Bacuñán en su amigo Quilalebo. Este era un “viejo de buen
humor y de buen gusto”, “chancero y decidor, y de jovial y alegre natural” (“Cautiverio
feliz”, CHCH III, 473-474).Con humor tomaron las amonestaciones de los blancos
cristianos. Un obispo de Concepción informó a Roma en 1769: “Cuando son inducidos
a cumplir los mandamientos bajo la amenaza de las penas del infierno, responden con
risa que su frío va a vencer los ardores del infierno y que, sin embargo, entretanto
deben observar sus ritos.” (cfr. F. ALIAGA, “Relaciones a la Santa Sede enviadas por
los obispos de Chile colonial”, Santiago 1974, 130). La fama del carácter festivo de los
mapuches traspasó las fronteras naturales de los Andes: “La llegada de los del lado de
Chile trae la alegría” (Akulu ta nguluche mulei ayen) (T. GUEVARA, “Folklore
araucano”, Santiago 1911, 47). La onomástica de los indios de Chile, apenas
cristianizada, grabó personalmente estos rasgos del humor y la risa. Obsérvense estos
nombres de los siglos XVIII a XX:
Francisco Teyenante (Día de alegría) Calbuco 1720
María Ayelante (Sol risueño) Curaco 1770
Ursula Teyen (Regocijo) Calbuco 1790
Rosa Ayalquintui (Mira riendo) Quetalco 1862
José Truitrui (Muy alegre) Panguipulli 1900
José Ayaquintui (Miró riendo) Tenaún 1912
(P. A. VALENZUELA, “Glosario etimológico de nombres de hombres, animales,
plantas, ríos y lugares...”, Santiago 1918-1919). Los fundamentos de la alegría y el
regocijo fueron de carácter religioso. Esto se aprecia en los cantos chamánicos de las
machis: “Dotada de estos remedios, / feliz y contenta te alabo / desde el fondo del alma,
Señor, / y te canto alegremente;.../. Vigoriza el corazón, / dándole nuevos pulsos;.../ y
que goce de nuevo / de mucha alegría grande./.../ Señor Dios, confío en tí y te ruego /
que me des paz, tranquilidad y gozo; / alegría y felicidad para vivir, / contenta y
satisfecha para seguir / el camino de la alegría y vida. /.../ El Jefe de la alegría y
felicidad del cielo / intervino y favoreció mi elección de machi. / Ea, arriba, arriba mi
corazón de alegría y felicidad.” (M. ALONQUEO, “Instituciones religiosas del pueblo
mapuche”, Santiago 1979, 62, 86, 93, 100).
Extraído de : http://biblioteca.clacso.edu.ar/Chile/di-uarcis/20120927095411/salinas.pdf
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