martes, 5 de abril de 2016

El amor es perfecto

El amor es suficiente en sí mismo. No necesita ser mejorado. Es perfecto tal como es, no hay forma de que sea más perfecto. El propio deseo demuestra una mala interpretación del amor y su naturaleza. ¿Existe el círculo perfecto? Todos los círculos son perfectos; si no fueran perfectos no serían círculos. La perfección es intrínseca al círculo y lo mismo pasa con el amor. Ni puedes amar menos, ni puedes amar más, porque no es algo cuantitativo. Es una cualidad inmensurable.
No debes entender el amor como el capricho biológico que es la lujuria, que se encuentra en todos los animales; no tiene nada de especial, se encuentra hasta en los árboles. Es el sistema reproductivo de la naturaleza. No tiene nada de espiritual ni nada especialmente humano.
Así que en primer lugar hay que hacer una clara distinción entre la lujuria y el amor. La lujuria es una pasión ciega; el amor es la fragancia de un corazón en silencio, sosegado, meditativo. El amor no tiene nada que ver con la biología, la química o las hormonas. El amor es el vuelo de la consciencia hacia las alturas, más allá de la materia, más allá del cuerpo. En el momento que entiendes el amor como algo trascendental, deja de ser una cuestión fundamental.
La cuestión fundamental es cómo trascender el cuerpo, cómo conocer algo de ti que está más allá, más allá de todo lo que es mesurable. Eso es lo que significa la palabra “materia”. Viene de la raíz sánscrita matra, que quiere decir medida, y significa: lo que puede ser medido. La palabra metro viene de la misma raíz. La cuestión fundamental es cómo distanciarse de lo mesurable y entrar en lo inmensurable. En otras palabras, cómo ir más allá de la materia y abrir los ojos a una consciencia mayor. Y no hay límites para la consciencia; según te vas haciendo más consciente, comprenderás mejor que en adelante será posible mucho más. Cuando alcances una cima, otra surgirá frente a ti. Es un peregrinaje eterno.
El amor es la consecuencia de una consciencia incipiente. Es como la fragancia de una flor; no la busques en sus raíces, no está ahí. Tus raíces son tu biología, tu florecimiento es tu consciencia.
Osho

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