Después de 22 años volví a caminar por la misma ruta que a mis 17 años de edad. En aquellos días era mi primer viaje a Chiloe, unos colegas de la mama de un amigo, nos habían recomendado el camping de un tío lejano. para llegar teníamos que cruzar la no despreciable distancia de al menos 5 kilómetros para recorrer el camino que unía en aquel entonces Ancud con el sector de Lechagua.
Por aquellos días a unas pocas cuadras del centro se terminaba el pavimento y empezaba un largo camino de tierra, rodeado de bosque y oscuridad, mas leyendas chilotas y la credulidad infantil, una pequeña caleta de pescadores nos despedía de la civilización. ( Un taxi a nuestra llegada nos cobro $1000 por ir a dejarnos al lugar).
22 años después, había pavimento poblaciones muy adentrado el camino, locomoción publica hasta el lugar, mas turismo, muchas cabañas y también camping, nuestro camping del tío lejano de la amiga del colega de la mama de mi amigo, que incluso nos hizo una carta con puño y letra de recomendación ni rastros....
Alguien me dijo que era romántico al recordar esto, mis pies de niño recorrieron ese lugar unas dos o tres veces por día ida y vuelta incluso, hoy fue solo de ida, habían mas autos, pero volver a dedo a Ancud se mantuvo.
por los 17, había un bosque y una oscuridad que nos aterrorizaba cruzar de noche, mi amigo recurría al ron para cruzarle sin miedo, yo a mi espíritu aventurero. hoy lo que me aterra es el cemento y las luces que no me dejan ver las estrellas.
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