La dicha no es algo que se te pueda añadir. No es un logro, está ya dentro de tí. La trajiste con tu vida, es intrínseca a tu ser. Necesita ser desplegada. No es más que un capullo: solo un pequeño esfuerzo y se convertirá en una flor. Por la mañana, cuando sale el sol, los capullos comienzan a convertirse en flores.
Lo mismo ocurre con la meditación en el mundo interior, en el jardín interior del alma. A medida que aumente tu conciencia, esta te proporcionará cierto calor interior. Casi lo puedes sentir. Cuando comienza el despertar en ti, puedes ver cierta energía que se mueve en ti, se mueve en dirección ascendente contra la ley de gravedad. Cuanto más alto va, más puedes sentirla. A medida que tu mundo interior se vuelva más cálido y lleno de luz, muchos capullos comenzarán a convertirse en flores. De repente llegará la primavera.
La dicha es la primera flor en abrirse, y le siguen muchas otras, es como si la dicha abriera la puerta del templo. La primera es la dicha y la última es la experiencia de la divinidad, y entre las dos habrá muchísimas flores.
Osho |
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