El zen es pasivo. Por eso, en el zen sentarse se convierte en una de las meditaciones más importantes. Sólo sentarse... zazen. La gente zen dice que si simplemente te sientas, sin hacer nada, empiezan a suceder cosas. Las cosas empiezan a ocurrir por sí mismas; no necesitas ir tras ellas, ni ellas buscarte a ti, ni tú a ellas. Llegan por sí mismas. Tú simplemente permaneces sentado. Si puedes sentarte en silencio, si puedes caer en una tremenda quietud, si puedes relajarte, si puedes abandonar todas las tensiones y convertirte en un estanque silencioso de energía, sin ir a ninguna parte, sin buscar nada, Dios empieza a verterse en ti. Dios viene a ti desde todas partes. Sólo sentado, sin hacer nada, llega la primavera, y la hierba crece por sí misma.
El zen es el enfoque femenino, y la religión es básicamente femenina. La ciencia es masculina, la filosofía es masculina... la religión es femenina. Todo lo que tiene el mundo es hermoso –poesía, pintura, danza- proviene de la mente femenina.
No tiene por qué venir de las mujeres, porque las mujeres todavía no son libres para crear. Pero ya les llegará. Cuando el zen vaya cobrando importancia en el mundo, la mente femenina experimentará un gran despliegue, una enorme explosión. Las cosas se mueven al unísono. El pasado ha estado dominado por lo masculino, de ahí el islam, el cristianismo y el hinduismo. El futuro va a ser más femenino, más suave, más pasivo, más relajado, más estético, más poético. Y en esa atmósfera poética el zen se convertirá en la cosa más significativa del mundo.
Osho | ![]() |
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