La libertad es la meta de la vida. Sin libertad, la vida no tiene sentido. No me refiero a las libertades políticas, sociales o económicas. Con «Libertad» me refiero a la libertad del tiempo, de la mente, del deseo. En el momento en que deja de existir la mente, te haces uno con el universo, eres tan inmenso como el universo.
Es la mente lo que erige la barrera entre la realidad y tú, y debo a esa barrera te quedas aislado en una oscura celda donde jamás llega la luz y donde jamás entra la alegría. Vives en la desdicha porque no deberías vivir en un espacio tan pequeño, tan limitado. Tu ser desea extenderse hasta la fuente última de la existencia. Tu ser anhela el océano, y tú te has reducido a un agota de agua. ¿Cómo puedes ser feliz? ¿Cómo puedes ser dichoso? El ser humano vive en la desdicha porque vive prisionero.
Y Buda Gautama dice que tanha –el deseo– es la raíz de todas nuestras desdichas, porque el deseo crea la mente. El deseo significa crear el futuro, proyectarse en el futuro, traer el mañana. Trae el mañana y desaparece el día de hoy: ya no podrás verlo, porque el mañana te empañará los ojos. Trae el mañana y tendrás que llevar la carga de todos tus ayeres, porque el mañana solo puede existir si lo siguen alimentando los ayeres.
Todo deseo nace del pasado y todo deseo se proyecta en el futuro. Eso constituye la mente: el pasado y el futuro. Analiza la mente, examínala detenidamente, y solo encontrarás dos cosas: el pasado y el futuro. No encontrarás ni un ápice del presente, ni un solo átomo. Y el presente es la única realidad, la única existencia, la única danza.
Osho |
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