Mujer
de ojos grandes y sonrisa perfecta: eres el único deseo que me mantiene en este lugar triste y mal oliente. Donde los
discursos agotados de la mediocridad, la que fluye en cada palabra y en cada
rincón de esta melancólica maquina procesadora de cerebros, limpios de memoria
y de sueños.
Mujer
de curvas deseadas por tantas manos y ojos sin expresión ni goce. Ojalá puedas
distinguir esta mirada sincera que viene desde un ardiente rincón al borde del
estallido, porque nuestras miradas se cruzan y forjan una enorme sonrisa en
medio de esta selva lacónica que enmudece por nuestro ardor.
Mujer
de mirada inquieta por tantas cosas que has visto y quieres ver: no detengas
jamás esos deseos de caminar hasta el final, para saber con que te encuentras
después de este.
Mujer
de letra agónica ¿porqué escribiste el réquiem dictado por el sacerdote?. Aún
es tiempo de botar ese cuaderno a la basura, para escribir un nuevo libro, con
palabras que vengan desde el fondo de tu corazón.
Mujer
libre de tiempo compartido en las soleras gastadas por zapatos inútiles, que
jamás quisieron llegar hasta ese lugar: levántate en este instante y camina
decididamente hacia donde tus latidos, y
no el barullo de las maquinas desaceitadas, te lleven.
Mujer
de ojos grandes y deseos perdidos: eres mi fuente de inspiración entre tanto
orden impuesto, y tanta vulgaridad arraigada en los fríos asientos que debemos
ocupar.
Mujer
que cruzas tus piernas: haces que ese final sea hermoso y no tema caminar hacia
ti; por que tus brazos están abiertos, tu mirada inquieta, tu labia guardada
para las noches en que te poseo; que llegue a tu lado y me pose en tu pecho a
descansar el agitado día que nadie quiso vivir.
Mujer de ojos grandes y olor a primavera: eres el único
deseo que me mantiene en este cada vez mas triste y sórdido lugar.
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