El coraje, lo contrario del miedo
Siempre debes estar preparado para renunciar a lo conocido —debes estar deseoso de abandonarlo—, sin esperar a que madure. Salta a algo nuevo... su novedad y su frescura son muy atractivas. Entonces tienes coraje. El miedo a la muerte es el mayor miedo y el más destructivo para tu coraje.
Sólo puedo sugerirte una cosa. Ahora no puedes volver a tu muerte pasada, pero puedes empezar a hacer una cosa: estar siempre preparado para pasar de lo conocido a lo desconocido, en cualquier cosa, en cualquier experiencia. Es mejor, aunque luego lo desconocido resulte ser peor que lo conocido, pero ésa no es la cuestión. Lo que importa es tu cambio de lo conocido a lo desconocido, tu prontitud para pasar de lo conocido a lo desconocido. Eso es enormemente valioso. Sigue haciendo lo mismo en toda clase de experiencias. Te preparará para la muerte, porque cuando llega la muerte no puedes decidir de repente: «Elijo la muerte y abandono la vida.» Esas decisiones no se toman de golpe.
Tienes que ir paso a paso, preparándolo, viviendo cada momento. A medida que te vas familiarizando con la belleza de lo desconocido, empiezas a tener una cualidad nueva. Está ahí, pero nunca ha sido usada. Antes de que llegue la muerte, aprende a pasar de lo conocido a lo desconocido. Recuerda que lo nuevo siempre es mejor que lo viejo.
Dicen que no todo lo viejo es oro. Yo digo que aunque todo lo viejo sea oro, olvídalo. Elige lo nuevo, tanto si es de oro como si no, eso no importa. Lo que importa es tu elección: tu elección de aprender, tu elección de experimentar, tu elección de adentrarte en la oscuridad. Poco a poco, tu coraje empezará a funcionar. Y la agudeza de la inteligencia no está separada del coraje, sino que forma casi una unidad orgánica.
Junto con el miedo está la cobardía e, inevitablemente, una mente retrasada, mediocre. Van juntos, se apoyan el uno al otro. Junto con el coraje está la agudeza, la inteligencia, la apertura, una mente sin prejuicios, la capacidad de aprender... van juntos.
Empieza con un ejercicio fácil, que es: siempre que tengas oportunidad de elegir, recuerda, elige lo desconocido, lo arriesgado, lo peligroso, lo inseguro, y no te equivocarás. Y sólo así... la muerte podrá convertirse en una experiencia tremendamente reveladora, y podrás tener una percepción de tu nuevo nacimiento, no sólo una percepción sino incluso una cierta elección. Con conciencia, puedes elegir una determinada madre o un determinado padre. Normalmente, todo esto se hace inconscientemente, es accidental, pero un ser humano que se muere con consciencia, nace con consciencia
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