Jorge
Barudy (1998) contempla los siguientes factores para establecer un Pronóstico en
casos de maltrato:
- Conciencia del problema
- Motivación para el cambio en los padres
- Grado de cronicidad de la problemática familiar
- Nivel de incapacidad de los padres: retraso mental, transtornos
psiquiátricos, alcoholismo, toxicomanía
- Grado de violencia intrafamiliar
- Existencia de un vínculo afectivo padres-hijos
- Tipo de maltrato (abusos sexuales, maltrato psíquico, abandono, maltrato
físico)
- Gravedad del daño inflingido al niño
- Problemas presentados por el niño (Sindrome de Adaptación: conductas
antisociales y/o delectivas, etc.)
Teniendo en cuenta estos criterios, las situaciones de maltrato producidas en
un sistema familiar multiproblemático presentarán un pronóstico, en el mejor de
los casos, incierto. La intervención terapéutica con la familia, integrada en
el marco de un trabajo más amplio con la red comunitaria, deberá dirigirse a
mejorar estos factores pronósticos con dos objetivos básicos:
a) garantizar la integridad evolutiva de los menores y
b) preservar la integridad del Sistema Familiar.
Los tratamientos deberán ser intensivos, multimodales, integrales y
multiprofesionales, huyendo de la falacia de la "terapia milagro"
(sea del modelo teórico que sea) y teniendo en cuenta que deberán abordarse
paralelamente dos aspectos básicos:
- El contexto micro y macrosistémico de la familia multiproblemática donde
"la violencia familiar y, concretamente, los malos tratos a los niños son
el resultado de un modo de vida que da lugar a una fenomenología
característica" (Barudy)
- Las consecuencias traumáticas y el impacto cognitivo, emocional, conductual y
social que dicho contexto relacional provoca en sus protagonistas (padres e
hijos).
Desde la perspectiva de la complejidad, la intervención en casos de FMP deberá
contemplar necesariamente un amplio abanico de recursos de tipo terapéutico,
educativo, social y jurídico:
- terapia o abordaje de Redes Sociales de Apoyo
- terapias familiares de tipo genérico y específicas de "reparación"
para casos de abuso y maltrato
- terapias individuales (para padres y para hijos), específicas para agresores
y víctimas
- terapias grupales (para padres y para hijos) específicas y diferentes para
abusos sexuales, malostratos físicos y negligencia
- grupos psicoeducativos de habilidades sociales para padres, niños y
adolescentes educadores familiares a domicilio para casos de negligencia
emocional y física
- apoyo psicopedagógico
- tratamiento de alcoholismo y drogas
- educadores de calle y recursos de tiempo libre
- unidades de respiro o centros de día (o de noche)
- acogimientos familiares y residenciales temporales
- talleres de integración laboral
- módulos educativos o pre-laborales alternativos a los institutos para niños
entre 13 y 15 años
- apoyos sociales: economía, vivienda, escolarización, salud, etc.
Una de los principales rasgos de la FMP es la transmisión transgeneracional de
los patrones de violencia y maltrato relacional. En este sentido, habrá que
contemplar intervenciones a medio y largo plazo (entre 2 y 4 años como mínimo)
con el objetivo de que el subsistema filial, con la aportación de modelos de
referencia e identificación alternativos a los padres (terapeutas, educadores,
trabajadores sociales, etc.), pueda romper la transgeneracionalidad. Las
investigaciones de los últimos años sobre las dinámicas del maltrato, la
negligencia y el abuso y sus gravísimas consecuencias (a corto, medio y largo
plazo), aconsejan acotar los tiempos de intervención y aumentar la intensidad y
la frecuencia del trabajo terapéutico en aquellas familias con hijos menores de
8 o 10 años.
El planteamiento de la intervención terapéutica y psicosocial con las familias
dentro de un metacontexto de Control y un marco
jurídico de Protección de la Infancia, ofrece la posibilidad de
promover "Contratos de Protección" con las familias que
permiten la implementación de medidas "condicionales"
escalonadas y progresivas según la gravedad de cada caso:
- desde la simple apertura de "diligencias", a la declaración
jurídica de "riesgo" con mantenimiento de los menores en el hogar o
con la "guarda" temporal y breve de estos en familia extensa o en Hogar
infantil;
- desde la retirada de "tutela", al acogimiento preadoptivo o a la
adopción misma.
El uso "estratégico" de las diferentes medidas jurídicas, integradas
en un Plan de Caso global, puede contribuir a aumentar la
eficacia y la eficiencia de los tratamientos.
Desde el punto de vista del trabajo específicamente clínico y terapéutico con
la familia, resulta ciertamente imprescindible una especialización en el campo
del maltrato, la violencia y el abuso. Las intervenciones con toda la familia
nuclear, no serán en absoluto las más frecuentes; en general, habrá que
trabajar con los diferentes subsistemas (padres, hijos, abuelos), con las
díadas (madre-hijo, padre-hijo) y con los individuos. En los momentos en que se
producen separaciones temporales de alguno de los hijos y su acogimiento en la
familia extensa (abuelos o tios) o en otra familia o en un centro residencia,
habrá que incorporar al contexto terapéutico a los responsables de dicho
acogimiento (educadores o miembros de la familia de acogida).
Jorge Barudy contempla la intervención terapéutica a tres niveles diferentes:
- El Trabajo Individual Sistémico con padres e hijos
- La Terapia de la Familia, que incluye: El trabajo de diferenciación de los
diferentes subsistemas familiares, La reconstrucción relacional, Los rituales
de exoneración y reparación a las víctimas por parte de los
"agresores" (activos y pasivos)
- El Trabajo Terapéutico Institucional, con los profesionales directamente
involucrados en el cuidado de los nños y los padres.
