jueves, 28 de marzo de 2019

"HAZ QUE NO PAREZCA AMOR"

Que es lo que se lleva ahora.
Tú dices libre y yo digo cobarde.
Cobarde todo aquel que no es capaz de comprometerse con el instante.
Cobarde todo aquel que no esté presente cuando el otro está desnudo y vulnerable.
Cobarde todo aquel que puso un límite desde el principio.
Yo es que no quiero nada serio.
Como si no fuera lo suficientemente serio estar dentro físicamente, de otro ser humano.
Yo es que no creo en las etiquetas.
Como si ponerle nombre a las cosas fuera algo malo.
Yo es que busco pasar el rato.
Como si la vida fuera para siempre.
Hay algo tan neurótico en nuestra manera actual de relacionarnos.
Tan irrespetuoso con la vida.
Tan impaciente.
Y queremos más: más picante, más gorda, más grandes, más altos, más guapas, más fuertes, más delgadas.
Nos aburrimos porque no nos soportamos a nosotros mismos.
Porque no queremos que nadie nos conozca.
Porque es más sencillo empezar de nuevo cada dos años vendiendo nuestra mejor cara.
Porque es mucho más sencillo follar que limpiar lo follado.
Porque tenemos miedo a que en el fondo seamos un auténtico fraude.
A que cuando el otro arañe un poco vea que no hay nada.
Nada serio.
Y aquí seguimos rascando, cambiando cromos repetidos, poniéndonos ropa interior cara para que otros se limpien los pies al entrar.
Haciendo del amor una servidumbre de paso.
¿No sientes a veces que tú vales más que todo eso que haces?
Que tú eres un jodido milagro.
Con tus ojos que todavía pueden ver.
Con tu pies moviéndose para llevarte al lugar que quieras.
Con tu boca capaz de dar las gracias.
Con tu piel ocupando una plaza en el mundo.
¿No sientes a veces que tú te mereces más que lo poco que te hacen?
Dos besos mal pegados.
Tres minutos entre las piernas.
Cinco embestidas.
Y un WhatsApp: No me agobies.
Lo más triste es que esta sociedad nuestra ha conseguido invertir los papeles.
Ahora si dices que sientes algo, estás loco.
Es muy pronto.
Muy arriesgado.
Poco inteligente.
Dime tú, cómo lo haces para no sentir algo cuando lo haces.
¿Cómo se finge la vida?
Cómo se hace para que nunca parezca amor.
¿Y que simplemente parezca un accidente?

lunes, 25 de marzo de 2019

Depresión sonriente

El término “depresión sonriente“, donde las personas parecen felices ante los demás mientras sufren síntomas depresivos internamente, se ha vuelto cada vez más popular. Artículos sobre el tema han aparecido en la literatura popular, y el número de búsquedas de Google para la condición ha aumentado dramáticamente este año. Algunos pueden cuestionar, sin embargo, si esto es realmente una condición patológica real


Depresión sonriente: es posible estar deprimido mientras te muestras feliz

Si bien la depresión sonriente no es un término técnico que usan los psicólogos, ciertamente es posible estar deprimido y lograr enmascarar con éxito los síntomas. El término técnico más cercano para esta condición es “depresión atípica”. De hecho, una proporción significativa de las personas que experimentan un mal humor y una pérdida de placer en las actividades logran ocultar su condición de esta manera. Y estas personas podrían ser particularmente vulnerables al suicidio.

Difícil detectar a personas con depresión sonriente

Puede ser muy difícil detectar a las personas que sufren de depresión sonriente. Pueden parecer que no tienen una razón para estar tristes: tienen un trabajo, un apartamento y tal vez incluso niños o una pareja. Ellos sonríen cuando los saludas y pueden llevar conversaciones placenteras. En resumen, se ponen una máscara al mundo exterior mientras llevan vidas aparentemente normales y activas.
En el interior, sin embargo, se sienten desesperanzados y abatidos, a veces incluso teniendo pensamientos acerca de terminar todo. La fuerza que tienen para continuar con su vida diaria puede hacer que sean especialmente vulnerables a llevar a cabo planes de suicidio. Esto contrasta con otras formas de depresión, en las cuales las personas pueden tener ideas suicidas, pero no tienen suficiente energía para actuar en base a sus intenciones.
Si bien las personas con depresión sonriente ponen una “cara feliz” al mundo exterior, pueden experimentar un real levantamiento en su estado de ánimo como resultado de acontecimientos positivos en sus vidas. Por ejemplo, recibir un mensaje de texto de alguien de quien tenían muchas ganas de escuchar o ser elogiado en el trabajo puede hacer que se sientan mejor por unos momentos antes de volver a sentirse mal.

Síntomas de la depresión atípica

Otros síntomas de esta afección incluyen comer en exceso, sentir una sensación de pesadez en los brazos y piernas y ser herido fácilmente por la crítica o el rechazo. Las personas con depresión sonriente también tienen más probabilidades de sentirse deprimidas por la noche y sentir la necesidad de dormir más de lo normal. Sin embargo, con otras formas de depresión, su estado de ánimo puede empeorar por la mañana y puede sentir la necesidad de dormir menos de lo que normalmente está acostumbrado.
La depresión sonriente parece ser más común en personas con ciertos temperamentos. En particular, está relacionado con ser más propensos a anticipar el fracaso, tener dificultades para superar situaciones vergonzosas o humillantes y tender a rumiar o pensar excesivamente sobre las situaciones negativas que han tenido lug

domingo, 24 de marzo de 2019

Trastornos de adaptación

Se denomina trastorno de adaptación a un estado de malestar emocional excesivo que se manifiesta precisamente en un periodo de adaptación del sujeto. Este periodo de adaptación se puede describir como un cambio significativo o un acontecimiento importante en la vida de la persona, cambios que son de índole negativa para el sujeto.
La psicopatología o el trastorno de adaptación se diagnóstica cuando en definitiva el sujeto no fue capaz de adaptarse al echo o situación. No se debe diagnostica cuando la persona está en proceso de adaptación.

Algunos de los eventos asociados a el trastorno de adaptación son: el fin de una relación sentimental, desempleo, una enfermedad, entre otros. A veces puede ser un evento estresante en concreto o la mezcla de varios eventos estresantes.

Síntomas

Entre la sintomatología de los trastornos de adaptación se destacan:

- Ansiedad.
- Sentimiento de incapacidad.
- Estados de depresión.
- Incapacidad para afrontar los problemas y actividades cotidianas.
- Alteración de la conducta.

Tipos de trastorno de adaptación

Existen varios subtipos de trastornos de adaptación:

Trastorno de adaptación con estado de ánimo depresivo:  como su nombre lo indica, en este subtipo se destaca los estados de ánimo depresivo, acompañado de sentimientos de desesperanza.
Trastorno de adaptación con ansiedad:  la preocupación y la ansiedad son el síntoma predominante en este subtipo.
Trastorno de adaptación mixto: en este subtipo se presenta una mezcla entre los dos subtipos anteriormente mencionados (combinación entre ansiedad y depresión)
-  Trastorno de adaptación con alteración de la conducta.
Trastorno de adaptación mixto de la conducta y las emociones:  en este subtipo se presenta una combinación de los tres subtipos anteriormente mencionados. (Ansiedad, depresión y cambios en la conducta).
Trastorno de la adaptación no especificado:  Síntomas específicos, que no clasifican dentro de los subtipos anteriormente mencionados.

lunes, 18 de marzo de 2019

Autoconcepto

El autoconcepto es básicamente la imagen que tenemos de nosotros mismos. Esta imagen se forma a partir de un buen número de variables, pero es particularmente influenciado por nuestras interacciones con las personas importantes en nuestras vidas.
Incluye la percepción de nuestras capacidades y nuestra propia singularidad, y a medida que envejecemos estas auto-percepciones se vuelven mucho más organizadas, detalladas y específicas.
El autoconcepto es un término de gran relevancia en al ámbito de la psicología social, pero fundamentalmente ha sido desarrollado por los teóricos de la psicología humanista, en cuyo seno se ha considerado como un pilar básico para el posterior desarrollo de sus diversos abordajes terapéuticos.

Componentes del autoconcepto

Al igual que ocurre con otros muchos términos en psicología, diferentes acercamientos teóricos han propuesto diferentes formas de definir y pensar sobre el autoconcepto.
De acuerdo con una teoría conocida como la teoría de la identidad social (desarrollada por Henri Tajfel en la década de los setenta), el autoconcepto se compone de dos partes fundamentales: la identidad personal y la identidad social.
Nuestra identidad personal incluye variables tales como los rasgos de personalidad y otras características que hacen a cada persona única. La identidad social por su parte incluye los grupos a los que pertenecemos dentro de la comunidad, la religión, la universidad o la propia familia.
Esta identidad social supone que una parte importante del concepto de sí mismo que cada uno de nosotros interioriza, se construye sobre la base de la pertenencia a determinados grupos sociales, con los que nos identificamos al objeto de reforzar nuestra propia identidad.
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viernes, 15 de marzo de 2019

Autocontrol

El autocontrol —desde la perspectiva de la Modificación de Conducta— consiste en la emisión, por parte del sujeto, de una conducta controladora que va a tratar de alterar la probabilidad de ocurrencia de una conducta conflictiva (conducta controlada). Por ejemplo, un sujeto obeso deja de comprar pastelitos en el supermercado (conducta controlada); un sujeto que gasta demasiado se impone una ruta por la que no pasa por el Centro Comercial donde compra (conducta controladora).
Autocontrol no es sinónimo de restricción, pues las estrategias de autocontrol implica en multitud de ocasiones de emitir conductas que alteran la frecuencia de ocurrencia de otras. Por ejemplo, uno puede hacer mucho ejercicio (estar dos horas boxeando) para evitar estar en el bar; o puede comer ensaladas abundantes, un montón de frutas o yogures para no tener tanto apetito e ir a la compra saciado; o puede colocar el calendario de exámenes justo encima del televisor para evitar perder el tiempo.

En principio, al ser conductas de autocontrol éstas deben ponerse en marcha sin instigación exterior, física o social (es decir, alguien no tiene que ponerse a estudiar porque le estén controlando en su casa).
El autocontrol no tiene nada que ver con la “fuerza de voluntad”. Ya que se concibe como una habilidad entrenable y, por tanto, adquirible en mayor o menor grado por todos los sujetos. Manifestar autocontrol significa que el sujeto ha adquirido un conocimiento acerca de las relaciones funcionales que controlan su comportamiento. Es entender que todo su comportamiento siempre está regulado por unas variables y que ahora cambiamos esas variables para cambiar su comportamiento.
En síntesis: el autocontrol es una habilidad susceptible de aprendizaje, que engloba cualquier conducta controlada exclusivamente por variables autogeneradas (físicas, sociales o cognitivas) que trata de alterar la probabilidad de ocurrencia de otra conducta cuyas consecuencias pueden resultar, sobre todo a largo plazo, aversivas para el individuo.

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