domingo, 31 de marzo de 2013

Profesor de historia




Te sientas imponente en tu sucio pupitre, aceptando la irresponsabilidad que (según tu) te otorgó Dios, para contarnos toda nuestra irrealidad antepasada.
Por arte de magia te paras majestuosamente frente a todos.
Nos infundes miedo con una falsa mirada de tirano, hasta que empiezas el aburrido sermón, el que has repetido  como loro y sin cuestionártelo por más de treinta años.
Cargas una mochila de caballerosidad, arreglas tu barba con tu mano derecha y sonríes irónicamente por el ahuecado discurso. El que reiteras como big-bang, en los instantes precisos y en los minutos eternos.
Aléjate de mi y de mis amigos, castrador de cerebros. Háblanos de nuestras esperanzas  y nuestros gritos. ¿No te das cuenta que tu mal discurso apesta?. Apesta tanto como tú, y lo sabes... Sabes que esas armas que estas preparando, irán en contra nuestra, pero lo aceptas y te haces cómplice... por eso apestas miserable funcionario.
¡Cambia tu disco!. Quiero música alegre, con la que todos podamos danzar y terminar riendo. Quiero usar mi propia ropa, quiero decir claramente lo que pienso de tu teoría, quiero enterrar el discurso envenenado y acabar con nuestra parsimonia.
¿Que diría Demóstenes, si te escuchara a ti, falso predicador de frases hechas y referentes sin cuestionamientos?. Seguramente se reiría de ti, tal y como yo lo hago.
Odiado personaje de mala historieta, hazme un favor y ¡cállate! Para siempre, para poder escuchar a personas como nosotros, porque nosotros si somos héroes, somos héroes al  soportar tu presencia dos veces a la semana.
Miserable personaje dibujado en una pizarra, infundes temor. Pero yo no te creo y ¿sabes algo? desde este minuto no te hago caso nunca más y empiezo a averiguar por mi propia cuenta los verdaderos personajes de la historia, en la que seguro tú estarás entre los villanos más odiados.

http://www.bubok.es/libros/223478/Cuentos-para-reir-pensar-y-amar

domingo, 17 de marzo de 2013

Otro camino

Que lindo debe ser caminar contigo
y de pronto
tomarte la mano
que tu me la agarres con fuerza
y me sigas contando y cantando maravillas
y en algún punto del camino
mirarnos a los ojos
y como una perfecta sinfonía
besarnos
y que empiece
otro camino juntos