martes, 22 de junio de 2010

Emociones negativas y positivas

Siempre que hay alegría, te parece que llega de fuera. Te has encontrado con un amigo; por supuesto, parece que la alegría viene de tu amigo, de verle. Eso no es lo que sucede realmente. La alegría está siempre dentro de ti. El amigo se ha vuelto simplemente una situación. El amigo la ha ayudado a salir, te ha ayudado a verla, a ver que está ahí. Y esto no pasa sólo con la alegría, sino con todo: con la ira, con la tristeza, con la desdicha, con la felicidad... es así con todo. Los demás son tan sólo situaciones en las que las cosas que están ocultas en ti se expresan. Los demás no son las causas; no están causando algo en ti. Cualquier cosa que está sucediendo, te está sucediendo a ti. Siempre ha estado ahí; es sólo que encontrarte con este amigo se ha vuelto una situación en la que lo que estaba oculto ha salido a la vista: ha salido. Desde las fuentes ocultas se ha vuelto visible, manifiesto. Siempre que pase esto, permanece centrado en la sensación interna, y entonces tendrás una actitud diferente con respecto a todo en la vida.

Incluso con las emociones negativas, haz esto. Cuando estés enfadado, no te centres en la persona que ha suscitado la ira. Deja que esté en la periferia. Simplemente vuélvete la ira. Siente la ira en su totalidad; permite que suceda dentro de ti. No la racionalices; no digas que este hombre la ha creado. No le condenes. Él ha sido simplemente la situación. Y siente gratitud hacia él, que ha ayudado a que algo que estaba oculto salga a la vista. Te ha golpeado en alguna parte, y había una herida oculta ahí. Ahora lo sabes, así que vuélvete la herida.

Con una emoción negativa o positiva, con cualquier emoción, úsala, y se producirá un gran cambio en ti. Si la emoción es negativa, te liberarás de ella tomando consciencia de que está dentro de ti. Si la emoción es positiva, te volverás la emoción misma. Si es alegría, te volverás alegría. Si es ira, la ira se disolverá.
Osho

sábado, 12 de junio de 2010

Cada dia

Enamorarse es fácil. A mí al menos me pasa
cada día tres veces. Y ninguna
me dura más allá de algunas horas.
Es el amor de golpe, sin calendario fijo.
El amor que nos salva del presente imperfecto.

Así que cada día, salgo por los paseos,
recorro cada calle y busco por las plazas
a esa mujer soñada que nunca será mía.
Y me enamoro a tientas, como si fuera ciego
y me bastara sólo el olor de un perfume,
el sonido de un beso,
el roce de algún nombre que me traiga
una tenue caricia del pasado.

Me gusta enamorarme
y soñar que me ama
una muchacha extraña de la que no conozco
ni siquiera sus pasos. Es un fácil remedio
para que el corazón, ya sin prisas, me siga
bombeando la sangre de tanto amor perdido.

Rodolfo Serrano