jueves, 28 de enero de 2016

Imágenes Taller formativo Enero 2016










Imágenes de la jornada de formación de facilitadores en risoterapia
Próxima jornada Marzo 2016
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viernes, 15 de enero de 2016

Relación del juego con el hombre

El juego posee gran importancia en relación con el hombre que juega.
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La relación más clara que existe entre el juego y la persona, es aquella donde éste la absorbe por completo y logra que la persona se entregue con todo su ser.
El hombre juega con entusiasmo, con emoción, con entrega, y también con seriedad. Al jugar sabe que juega ya que es una acción que elige libremente. Esto es necesario para la vida cotidiana, ya que lo aparta de ella y permite que se dispense y se relaje; lo que le causa alegría y satisfacción. Además, ayuda a que el hombre pueda tener más claridad en el sentido de ver las cosas y tomar decisiones futuras, ya que las ve desde una perspectiva sin presiones ni cargas. “El juego posee una considerable importancia, que cumple una finalidad, si no necesaria por lo menos útil”. Analizando la relevancia que tiene el juego en relación con el hombre, podemos ver que esta cita del libro Homo Ludens, hace referencia a la finalidad del juego, que por cierto va a ser siempre una finalidad solamente para el hombre. Puede ser para satisfacer una necesidad de relajamiento, o para adquirir dominio de sí mismo, como también puede darse como ejercicio para actividades serias que la vida le presente más adelante.
Por otra parte, hace que los hombres se sientan libres y creadores; les ayuda a la formación y fortalecimiento del espíritu del cuerpo, y también le permite crear nuevos mundos dentro del suyo, potenciando su creatividad, que es la que los ayuda; junto con el juego, a abrirse al mundo.
Como bien está expuesto anteriormente (en la conceptualización), el juego se puede realizar a lo largo de la vida, sin importar la edad. Todo esto siempre y cuando este no le traiga complicaciones, ya que no puede olvidar que hay juegos que requieren de cierta estabilidad física. Pero si no es un juego puede ser otro.
Sabemos que jugar produce placer en el hombre, pero no debemos olvidar que el juego requiere un compromiso personal. Si bien es una acción libre, una vez involucrado en él, se debe respetar sus reglas, sus límites personales y parciales, al igual que su fin.
Esta dimensión permite que el hombre se reconozca: “pero quiérase o no, al conocer el juego se conoce el espíritu”. Está presente en su diario vivir, en su sexualidad a lo largo de su vida. La dimensión lúdica al abrir la mente permite que el hombre se conozca mejor, dándose cuenta de sus virtudes y defectos.
Gracias al juego, y en especial a la tensión que se produce en él, se pone a prueba las capacidades del hombre.
No podemos olvidar que el juego está muy relacionado con una competencia. El hombre juega y sabe que juega y este jugar tiene un fin, el cual va más allá de una copa, dinero, etc. Está relacionado con cosas intangibles como por ejemplo el status y la gratificación que produce jugar. Esta gratificación puede ser individual o en forma grupal y lo más importante es cuando nos damos cuenta de las cosas bellas y simples de la vida. Esto va directamente relacionado con lo ayuda a ser mejor persona; a reconocer sus valores internos, logrando rescatar las reglas de la vida..
Huizinga
homo ludens

lunes, 11 de enero de 2016

Homo ludens

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No hay hombre sin juego ni juego sin hombre.
Entre las varias dimensiones que posee el hombre, está la predisposición al juego. El juego es una actividad que se encuentra íntimamente relacionada con el Homo Ludens u “hombre que juega”.
A través del juego, el hombre se remonta a esa especial dimensión; dimensión de alegría, a otro mundo donde se muestra la esencia de cada uno de nosotros; en forma libre, espontánea.
El juego a través de las distintas culturas a lo largo del tiempo se a considerado de distintas formas y a tenido diferentes explicaciones, tanto sicológicas como fisiológicas, científicas, etc. Pero todas estas explicaciones, se excluyen, no porque sean erróneas, sino porque son muy específicas y parciales. Una no abarca a todas.
Como señala Huizinga “todo ser pensante puede imaginarse la realidad del juego” por lo tanto, éste puede adoptar distintos significados dependiendo del contexto, ya que todos los hombres tienen su mundo propio, que está formado por el conocimiento previo que la persona tenga y por la cultura en la cual se encuentra inmerso.
El juego tiene diversas formas de expresión según las diferentes etapas en la vida del hombre. En un principio se presenta sólo en el ámbito infantil, el cual muestra los rasgos esenciales del juego humano. En lo más profundo del juego infantil encontramos que el encanto del juego aumenta si éste es secreto; es algo para él y no para los demás. Acá podemos observar claramente que es menos profundo que el de los adultos, pero más aceptado.
El juego de los adultos es más profundo, pero como señala Huizinga “el hombre juega como un niño, por gusto y recreo, por debajo del nivel de la vida seria. Pero también puede jugar por encima de éste nivel: juegos de belleza y juegos sacros”. Es aquí donde el juego puede incluir lo serio.
El juego es más viejo que la cultura. Tanto los animales como los hombres juegan, lo cual demuestra que el hombre en sí, no ha añadido ninguna característica esencial al concepto de juego.
Johan Huizinga en su libro Homo Ludens, define el concepto de juego como una “acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene su fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de “ser de otro modo” en la vida corriente”
Una de las características más importantes del juego, es ser una actividad libre. “El juego por mandato no es juego, es decir, no debe suponer ninguna obligación, ya que cada persona debe decidir si estar en él o no y por esta razón puede ser abandonado en cualquier momento, pese que si lo hacen éste puede terminar.
Otra característica es que el juego se aparta de la vida cotidiana, de la rutina. No obstante de estar en “otro mundo”, tiene límites de espacio y tiempo. Esto se refiere a que el juego comienza, cuando se elige libremente jugar y termina por diferentes razones, como puede ser la propia voluntad, o causas externas a la persona (por ejemplo cuando le piden que termine el juego para hacer sus deberes). Cuando se juega, se tiene noción de que es un
escape a la vida corriente, pero como toda actividad debe tener un inicio y un fin; en un tiempo y espacio determinado. Luego de haber terminado el juego, éste quedará en el recuerdo, ya sea como creación o como tesoro espiritual y puede transmitirse como una tradición dentro de la cultura.
Dentro de los espacios en que se realiza el juego, existe un orden absoluto y propio. “La desviación más pequeña estropea todo el juego, le hace perder su carácter y lo anula”, ya que este debe tener una estructura determinada para poder realizarse. El ritmo y la armonía, son las cualidades más visibles que se encuentran en el juego.
Si bien existe armonía y ritmo en el jugar, también existe tensión. Ésta alude a la incertidumbre y azar que se dan en el juego, ya que el juego se va desarrollando a la medida en que el hombre avanza dentro de éste. Esta tensión pone a prueba las facultades de la o las personas que juegan, ya sea en el ámbito físico (como fuerza corporal, resistencia, etc.), o espiritual (la inventiva, el arrojo, etc.). Este último es muy importante ya que el hombre, en medio de sus deseos de ganar debe obtener un equilibrio para no salirse de las normas y reglas del juego. Estas normas y reglas, libremente aceptadas por los jugadores, son un punto fundamental en el juego. Si se transgreden, el juego se acaba, ya que estas le dan la característica de orden.
Al analizar las diferentes características expuestas anteriormente, nos cabe preguntar, qué es la actividad lúdica. Si bien puede ser la forma espontánea en que se expresa el ser humano, tanto social como personalmente. Puede ser la forma de liberar nuestras tensiones, o de esparcirnos o de entretenernos. Pero ante todo, el juego es ocio, ya que nos produce agrado, satisfacción, alegrías. Necesitamos estar contentos sin esos propósitos que suponen esfuerzos en las horas de nuestra vida y por momentos nos entregamos a la búsqueda de un placer puro, válido en sí mismo como acto pleno.
El juego tiene una finalidad, exclusivamente individual; es una actividad que involucra absolutamente al hombre, y en él no se puede disimular.
En conclusión, el juego es creación, tanto la creación de un nuevo mundo, donde existe un orden, ritmo propio, límites, reglas; como también la creación en el sentido de la alta capacidad imaginativa del hombre. Es un reto a su inteligencia, capacidad de lucha, de resistencia y de inventiva; espacio y escenario en los que demuestra su habilidad y su destreza; esa virtuosidad propia de la condición humana.

Huizinga
homo ludens

domingo, 10 de enero de 2016

BUFONES Y CLOWNS, LA FILOSOFÍA DE LA RISA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS

La risa, el placer de reír, es una de las mayores necesidades del hombre justificada por la historia de la humanidad desde sus orígenes. El hombre siempre ha procurado distraerse de los sin sabores de su propia existencia, pero además ha sabido reconocer el valor catártico y terapéutico de la risa; a través de ella ha podido tener otra perspectiva, otra óptica que le ha llevado inevitablemente a un conocimiento mucho más profundo tanto de sí mismo como de su entorno.

Desde la antigüedad hasta nuestros días, entre los particulares como en la corte de los príncipes, en los conventos como en las plazas públicas, de los corredores abiertos a las antecámaras  imperiales, de la plaza del mercado a las instancias eclesiásticas y al teatro oficial, en las naciones civilizadas de Europa como en los pueblos semi-bárbaros de África ó de Oriente, vemos una serie de personajes, reidores de profesión, que  tomando diferentes formas, rostros y nombres, introducen la necesidad de provocar la risa. Son los cómicos. Son los bufones. Son los clowns.
¡Bufones y Clowns! Nada menos que la historia, y, en cierto modo, la filosofía de la risa a través de los siglos. Todos los que han tomado a su cargo la tarea de hacer reír, ora a sus señores, ora al público, comprendieron, que la alegría es necesaria a nuestra, en cierta manera, atormentada humanidad. Por este servicio han merecido siempre el reconocimiento de sus contemporáneos. Gracias a ellos existe la risa, el signo particular de la especie humana, que no ha cesado de sonar con ruidosas carcajadas a través de los siglos.
El bufón, el loco de todos los tiempos. Al principio un auténtico débil mental, objeto de colección de trofeos reales, convertido a través de los siglos, en el doble del rey, en su propia imagen grotesca. Suntuosamente mantenido, asume la pesada tarea de divertir al soberano, sólo él tiene el derecho de decirle la verdad. Y es aquí donde aparece una de las características más importantes de todo bufón: invertir el orden del poder, invertir el orden lógico de las cosas,  a través de la irreverencia y el caos, de una forma súbita y violenta, pero esa inversión rebela también una crítica  y una denuncia mordaz  sobre la sociedad en la que vivimos  y el orden establecido.
P. Gaulier sostiene que los bufones, como los marginados, han sido violentamente apartados y alejados de la sociedad, habiéndoles provocado este hecho un enorme sufrimiento,  por lo que vienen a este mundo de estultos y locos que representamos ante sus ojos, -el público-, para denunciar y burlarse, para hacer una parodia de todos los valores políticos, religiosos y sociales establecidos por la humanidad.
Los clowns y bufones revelan asombrosas analogías a lo largo de la historia: máscaras, maquillaje, comportamientos y práctica de la danza, el mimo, la acrobacia y los malabares. Pero también diferencias, distancias. El bufón viene a este mundo para criticar nuestra sociedad, nuestro orden y esclavitud, el bufón se burla de nosotros para que entendamos cual es nuestra sociedad, la golpea, la parodia y la invierte.
El clown por otra parte nos regala su ser interior para que nos riamos de él, con él, pero aun no siendo una crítica directa y despiadada como la del bufón, el clown nos rebela nuestro interior, nuestra vulnerabilidad. No busca tampoco cambiar el rumbo de las cosas, es en otra parte donde se inscribe su protesta: en el silencio, en el fuego de los signos, en la ilusión disfrazada donde se afirma su adhesión al despertar general del mundo; lo atraviesa y lo provoca, se mofa y burla de él; lo demuele, le pone sentido a lo que no lo tiene y lo reconstruye a su manera, como sólo lo saben hacer los poetas y los niños.
El clown ese ser único, simplemente por  tomarse la libertad de atreverse a ser, que provoca un vivo interés en aquello que no sabe o no puede hacer, allí donde él es débil. Aquello que habitualmente se esconde, el clown lo acepta y muestra públicamente tal como es, mostrando lo invisible, aquello que está escondido detrás de la primera imagen aparente.
Siempre verdaderos, individuales e irrepetibles funciona como espejo de nuestro ser interior, aquel que no vemos o no queremos ver.
Ser clown o ser un bufón es una profesión de fe y generosidad que reside en la habilidad de dar, mediante la reflexión profunda del individuo y su entorno; ser un bufón, ser un clown, ser un cómico, un actor, saltimbanqui, juglar o trovador , significa una declarada toma de posición ante la sociedad. Provocar la risa es la base de su profesión, activar el pensamiento es  su fin, su vocación es siempre liberadora y su función social ha sido reconocida en todas las épocas y culturas.
Gracias a Dario Fo, R. Devos, Leo Bassi, Grock, Popov, los Colombaioni,  Charlie Rivel, Chaplin, Keaton, Harold Lloyd, Laurel y Hardy, los hermanos Marx, Jerry Lewis, Cantinflas, Woody Allen, Tati, Benigni y tantos y tantos clowns y bufones,  maestros de la comedia, de la risa y del ser humano.
Extraído de:http://escuelainternacionaldelgesto.com/blog/bufones-y-clowns-la-filosofia-de-la-risa-a-traves-de-los-siglos/

miércoles, 6 de enero de 2016

Defensa de la alegria

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Defender la alegría como una trinchera 
defenderla del escándalo y la rutina 
de la miseria y los miserables 
de las ausencias transitorias 
y las definitivas 

defender la alegría como un principio 
defenderla del pasmo y las pesadillas 
de los neutrales y de los neutrones 
de las dulces infamias 
y los graves diagnósticos 

defender la alegría como una bandera 
defenderla del rayo y la melancolía 
de los ingenuos y de los canallas 
de la retórica y los paros cardiacos 
de las endemias y las academias 

defender la alegría como un destino 
defenderla del fuego y de los bomberos 
de los suicidas y los homicidas 
de las vacaciones y del agobio 
de la obligación de estar alegres 

defender la alegría como una certeza 
defenderla del óxido y la roña 
de la famosa pátina del tiempo 
del relente y del oportunismo 
de los proxenetas de la risa 

defender la alegría como un derecho 
defenderla de dios y del invierno 
de las mayúsculas y de la muerte 
de los apellidos y las lástimas 
del azar 
y también de la alegría.

(Mario Benedetti)

Lee todo en: Defensa de la alegría - Poemas de Mario Benedetti http://www.poemas-del-alma.com/defensa.htm#ixzz3wQaGuSks



martes, 5 de enero de 2016

Usos del humor y la risa

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Ciertos usos del humor y de la risa pueden también institucionalizarse o volverse más comunes en una sociedad concreta, en un grupo o en un entorno, ya sea por sencillo accidente histórico, o para obtener algún efecto especialmente deseable. En las sociedades pequeñas de nómadas, por ejemplo, en las que la cooperación de cada miembro puede ser crucial para la supervivencia común, el uso del humor y de la risa para resolver disputas es habitual, concretándose a menudo en la figura de un “payaso” del grupo que sirve de mediador, juez y agente de la paz(Roberts, 1979: 88).
En otras sociedades en las que el conflicto no resulta igualmente amenazante, el potencial pacifista del humor puede permanecer menos institucionalizado. Del mismo modo que los “risoterapeutas” de la actualidad enseñan a sus clientes a desarrollar su sentido del humor, una cultura que reconoce los beneficios de la risa podría fomentar también el empleo del humor por estos motivos. De hecho, este es el sentido que el psicólogo William Fry atribuye, por ejemplo, a los festivales de invierno que son habituales en sociedades que habitan las zonas del planeta con inviernos largos y oscuros (Fry, 2004).

Fuente: Jáuregui, Eduardo, Universalidad y variabilidad cultural de la risa y el humorAIBR. Revista de Antropología Iberoamericana [en linea] 2008, 3 (enero-abril) : [Fecha de consulta: 5 de enero de 2016] Disponible en: ISSN 1695-9752 

viernes, 1 de enero de 2016

1 de Enero

Hoy
Hoy no es el primer día del año para los mayas, los judíos, los árabes, los chinos y otros muchos habitantes de este mundo.
La fecha fue inventada por Roma, la Roma imperial, y bendecida por la Roma vaticana, y resulta más bien exagerado decir que la humanidad entera celebra este cruce de frontera con los años.
Pero eso sí, hay que reconocerlo: el tiempo es bastante amable con nosotros, sus fugaces pasajeros, y nos da permiso para creer que hoy puede ser el primero de los días, y para querer que sea alegre como los colores de una verdulería.
Eduardo Galeano